Vivimos tiempos de gran inestabilidad geopolítica, probablemente los más convulsos de las últimas décadas, que se han traducido en una guerra comercial entre las primeras potencias del mundo. El control de los recursos energéticos se ha convertido en una prioridad a nivel geopolítico, ya no sólo por lograr la ansiada independencia energética, factor clave hoy en día para dotar de estabilidad y desarrollo a un país, sino también por controlar la energía del futuro y capitalizar una de las mayores oportunidades de inversión y desarrollo a nivel industrial y tecnológico que se vislumbran de cara al futuro.
La tecnología y la energía serán sin duda las dos palancas de crecimiento y desarrollo más relevantes en las próximas décadas. Dependientes entre si, requieren ambas enormes inversiones y planes ambiciosos para el control de recursos y gestión de la cadena de valor.
La conectividad primero, la digitalización y gestión de la información después y de ahora en adelante la IA generativa como principal vector de transformación y crecimiento, son las grandes apuestas en el campo de la Tecnología. EEUU y China se han posicionado como los grandes referentes en este sector y compiten por avanzar y proyectar nuevas soluciones que le permitan aventajar a su principal competidor, en un mercado todavía incierto en cuanto a su dimensión futura. Hasta la fecha ha evolucionado con un razonable equilibrio de fuerzas, sin un dominador claro por el momento.
Si ponemos el foco en el sector energético del futuro, la balanza está mucho más descompensada. La última década, impulsada por la búsqueda de soluciones eficientes para lograr una transición energética hacia fuentes no contaminantes, ha revelado una realidad que transformará por completo la forma de generar y consumir energía eléctrica, impactando en todos los sectores dependientes de la energía.
La realidad actual ya revela que la generación de energía más eficiente en términos de coste de producción y con un recurso más accesible y generalizado, son las llamadas fuentes renovables. La generación de energía solar, que ya se sitúa en costes mínimos de 20 USD/MWh, la energía eólica, con un coste mínimo de producción de 30 USD/MWh y la Hidroeléctrica con 40 USD/MWh, son las fuentes de energía más accesibles en el planeta y también ya las más eficientes en términos económicos. Esta realidad está motivando una movilización de flujos de inversión muy relevantes en el desarrollo de proyectos de generación de energía en base a fuentes renovables y también en inversión en I+D entorno a estas tecnologías y en sectores complementarios muy necesarios como el almacenamiento o la transmisión e interconexión.
Todo el sistema energético tradicional, basado en combustibles fósiles, se enfrenta ya no solo a un factor de escasez y concentración del recurso energético, sino también a un factor de eficiencia económica que a día de hoy ya es incontestable. La transformación ha comenzado con una evolución muy desigual, condicionada tanto por la capacidad de inversión dependiendo de los países y regiones, como por los intereses económicos de aquellos países que cuentan con recursos fósiles (petróleo, gas y carbón) y grandes industrias dependientes de estos.
Una energía accesible y barata, trae consigo una progresiva transformación de muchos sectores dependientes como son el transporte, la climatización o ciertos segmentos del sector industrial. Todos estos sectores, junto con la propia generación de energía en base a fuentes renovables, necesitan de una compleja cadena de valor que integra algunas materias primas críticas, la producción de equipos y componentes de valor añadido y sobre todo el desarrollo de las tecnologías que lo hacen posible y el reto de hacerlas cada vez más eficientes.
Los últimos informes publicados por la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés), revelan algunos datos sorprendentes sobre la evolución del sector Cleantech y el dominio que China parece haber proyectado sobre las principales piezas de la cadena de valor. Además de posicionarse como el principal mercado doméstico a nivel mundial tanto en consumo energético como en bienes y equipos, han desarrollado un dominio aplastante sobre toda la cadena de valor de las principales Cleantech, controlando el acceso a las principales materias primas, la producción de equipos y componentes y la comercialización directa de productos de industrias relacionadas como la automoción.
Comparto algunos datos reveladores extraídos de estos informes:
Desde Occidente siempre se ha mirado hacia China con distancia y cierto recelo, lo que ha motivado en muchos casos un desconocimiento importante sobre sus políticas y apuestas estratégicas de futuro y sobre todo, de las bases y fundamentos en los que se han apoyado para lograr este ascenso tan fulgurante.
La creciente inestabilidad geopolítica y las tensiones comerciales que han pasado al primer plano de la agenda internacional, nos hacen centrar nuestra mirada en China y nos obliga a aprender y conocer más sobre este país y cómo afronta su futuro.
Desde la Comisión de Sostenibilidad Corporativa del Instituto Español de Analistas, celebramos el pasado 5 de Junio un evento bajo el título “China: Claves del dominio global del dragón verde”. En él pretendimos abrir el debate sobre el ascenso de China de la mano de dos grandes conocedores del país asiático, Rafael Dezcallar (Embajador de España en China entre 2018 y 2024) y Claudio Feijóo (Director para Asia de la Universidad Politécnica de Madrid). Ambos nos descubrieron una visión muy reveladora y no siempre muy conocida sobre China y su posicionamiento geoestratégico a nivel global. Conocer la base de la cultura china y su historia, se presenta como algo indispensable para entender su actual posición en el mundo. El relevante posicionamiento de China en un sector tan estratégico como el de la energía, es una de las grandes apuestas del gigante asiático para lograr la hegemonía económica global.
Algunas ideas clave que hemos conocido y ahondado sobre China tras el evento:
- Transformación sin precedentes: En apenas 40 años, China ha pasado de la pobreza extrema a convertirse en la segunda economía mundial, con el 17 % del PIB global y una clase media de más de 400 millones de personas. Donde hace 20 años había grandes pueblos de pescadores, hoy hay ciudades llenas de rascacielos e infraestructuras de última generación, con más de 5 millones de habitantes.
- China consume un tercio de lo que produce (Europa en cambio dos tercios), por lo que depende en gran medida de las exportaciones. Para proteger su posición competitiva global, que ha sido el gran motor de su rápido crecimiento, han proyectado el control sobre la cadena de valor completa y así dominar desde las materias primas y componentes de valor añadido de las principales tecnologías de la energía del futuro, hasta la comercialización de productos finales derivados.
- La electrificación del modelo energético global y la tecnología son sus grandes apuestas estratégicas para controlar el comercio global. Ambos sectores serán la base del desarrollo futuro del mundo y por ello plantean una integración vertical que les permita controlar toda la cadena de valor.
- Más allá de la geopolítica, lo que plantea China es un debate moral. Están convencidos de que su sistema es la versión mejorada del actual sistema capitalista occidental y plantean avanzar hacia un nuevo modelo sociopolítico que creen mitigará el desequilibrio social que actualmente impera a nivel mundial, salvaguardando al mismo tiempo la competitividad y el desarrollo. No es sólo una guerra comercial lo que platean, es una apuesta por un cambio de enfoque global que suponga un cambio de ciclo a nivel histórico.
- Su modelo político-económico híbrido no tiene precedentes en la historia. Se basa en una fórmula propia que combina planificación estatal comunista con apertura económica capitalista, siempre con un alto nivel de control e intervencionismo y proyectando su modelo productivo a la exportación.
- China es culturalmente muy paciente, tienen un sentido del tiempo largo, en contraposición con el mundo actual donde los objetivos cada vez son a más corto plazo. Sostienen que sin sentido de urgencia, son menos vulnerables. Todo sucede con tiempo y conciben su escalada hasta la hegemonía global como una carrera de fondo.
- China no es un país bélico e históricamente han tratado de posicionarse lejos de los conflictos armados. Su modelo es nacionalista, mira hacia dentro y no pretenden imponer su modelo por la fuerza. Es un país con una cultura muy pragmática.
- A nivel de defensa han desarrollado un plan de crecimiento muy ambicioso, que lo sitúa hoy como el segundo ejército más potente del mundo, muy próximo ya a EEUU en cuanto a infraestructuras y activos y con una capacidad de construcción y desarrollo incluso mayor que el americano.
- Su principal objetivo es disputar la hegemonía global a EEUU y lo proyectan a través del control del comercio global. Además han desarrollado una red diplomática global estableciendo un sistema de instituciones y cumbres periódicas con regiones clave (África, América Latina, ASEAN), para consolidarse como líder del Sur Global.
- China ya posee activos estratégicos de gran valor en muchos países de Latinoamérica y África. Ha desarrollado relaciones diplomáticas muy favorables con muchos gobiernos y apuesta con precios muy agresivos en las licitaciones de venta que surgen sobre activos estratégicos relacionados con materias primas, minería, energía y tecnología.
- Plantean consolidar a los BRICS como contrapeso al G7. China ha convertido este grupo en una plataforma de coordinación de potencias no occidentales, reforzando su narrativa de multipolaridad y multiculturalidad.
El evento concluyó con ideas interesantes sobre el posicionamiento que puede adoptar Europa ante este nuevo paradigma global:
- Parece evidente que los países occidentales deben abandonar la idea de superioridad automática de su sistema y entender que China está decidida a ofrecer al mundo una visión alternativa del orden global.
- La diplomacia y el comercio internacional van a jugar un papel si cabe más relevante que en décadas anteriores, donde Europa tendrá que gestionar una complicada balanza entre la protección de los recursos e intereses internos y sus necesidades de importación.
- Como en todo periodo de incertidumbre, surgirán oportunidades relevantes para quien se lance decididamente a capturarlas.
- Europa debe impulsar un plan de reindustrialización basado en los sectores del futuro, tratando de posicionarse en las piezas clave de la cadena de valor, potenciando el I+D y haciendo valer también su fuerza como uno de los principales mercados de consumo a nivel global y un centro de conocimiento y talento.
- La estrategia de un buen posicionamiento frente a China podría resumirse así: Protegerse siempre que sea necesario y cooperar siempre que sea posible”.
Todo está por venir y la historia se escribe cada día. El siglo XXI podría ser el de China, pero mientras el gigante asiático sigue con su plan, Europa y el resto de la humanidad enfrentan nuevos desafíos que también estamos llamados a protagonizar.
Autor: Pablo Pérez-Montero
Profesional con más de 20 años de experiencia en Banca Corporativa y de Inversión, habiendo desarrollado su trayectoria en BBVA, Santander y desde 2020 en CaixaBank desempeñando el rol de Global Head of Sustainable Finnace & ESG Advisory CIB. Con formación en CUNEF, titulado MBA por IE Business School y posgrado en Finanzas Sostenibles por la Universidad de Cambridge.
Lidera el área global de Financiación Sostenible en CaixaBank CIB desde la que se promueven soluciones de financiación sostenible y asesoramiento para clientes Corporativos, Institucionales e Internacionales. Desde CaixaBank CIB se formalizan más de 600 operaciones de Financiación Sostenible cada año en 20 países, alcanzando una cifra próxima a los €20 Bi de financiación otorgada en esta actividad, lo que ha contribuido a situar a la entidad entre los primeros bancos a nivel europeo en la materia.
Adicionalmente, en 2022 desarrolló bajo su ámbito el área de ESG Advisory, creando un equipo especializado que permitió ampliar el alcance con un enfoque estratégico hacia clientes corporativos e institucionales, ofreciéndoles asesoramiento especializado en diferentes materias relacionadas con la Sostenibilidad, potenciando su relación y vinculación con la entidad. También es miembro del Comité de Sostenibilidad de CaixaBank, del Comité Global de LMA, miembro de diferentes asociaciones, comisiones y grupos de trabajo relacionados con el sector. Ha participado en multitud de eventos y foros internacionales relacionados con Sostenibilidad, Cleantech, Energía, Financiación Sostenible y sectores relacionados.