Autor: Alfredo Jiménez Fernández
Hace aproximadamente un año, la Comisión Europea encargó al expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, un diagnóstico sobre los problemas de la economía de la Unión Europea y una propuesta de medidas para recuperar su competitividad. El informe que había despertado mucho interés se ha publicado recientemente. Sus conclusiones, tal como se preveía, no son muy optimistas. Europa lleva años perdiendo competitividad frente a Estados Unidos y China y esta es una de las cuestiones que el informe analiza en profundidad.
Las propuestas de Draghi para recuperar la competitividad se reducen básicamente a tres: (i) apoyar a la industria para reducir el gap de innovación con las principales economías; (ii) reducir los precios de la energía -más cara en Europa que en otras zonas del mundo- e (iii) impulsar la seguridad y reducir las dependencias para conseguir un mayor crecimiento económico. Además, se advierte de que estas propuestas no se pueden posponer y que, si no se actúa rápido, se puede comprometer nuestro bienestar, medio ambiente y libertad.
Es evidente que estas propuestas necesitan una importante inversión y para financiarlas y Draghi estima que son necesarios, como poco, entre 750.000 y 800.000 millones de euros de inversión adicionales en la UE que en su mayoría deben salir del sector privado. No obstante, el informe también propone crear un nuevo fondo con deuda común para poder financiar estos proyectos. Este endeudamiento conjunto de la UE debería utilizarse para satisfacer las reformas en materia de transformación digital y ecológica, así como para impulsar la cada vez más necesaria inversión en Defensa.
También se insiste en reducir la burocracia en Europa y simplificar la toma de decisiones que permita actuar con mayor rapidez. Según el informe, el lento proceso de elaboración de normas dura una media de 19 meses en ser aprobadas y está sujeto a múltiples vetos por el camino.
Como era de esperar, el informe ha suscitado una amplia gama de reacciones sobre los desafíos y oportunidades a los que se enfrenta la Unión Europea en su búsqueda de una mayor competitividad global. El documento ha reavivado el debate sobre la necesidad de reformas estructurales en la UE, subrayando la complejidad del panorama económico y el desafío de alinear intereses nacionales diversos para alcanzar objetivos comunes.
Las reacciones de los distintos stake holders, se resumen a continuación:
Reacciones de las Instituciones de la UE y los Legisladores:
Funcionarios de la Unión Europea han expresado su respaldo al informe de Draghi, especialmente por su énfasis en la necesidad de reformas estructurales que promuevan la productividad y la competitividad. Destacan la urgencia de reducir las cargas regulatorias y de mejorar el entorno empresarial, aspectos considerados críticos para revitalizar la economía de la región. Sin embargo, no todos comparten esta visión optimista. Algunos legisladores han manifestado preocupaciones significativas sobre la viabilidad y la voluntad política para implementar las amplias reformas sugeridas. Si bien reconocen que las recomendaciones son acertadas y necesarias, también señalan que el camino hacia un consenso entre los 27 Estados miembros podría ser tortuoso y estar plagado de obstáculos políticos y económicos.
Perspectivas de los Líderes Empresariales e Industriales:
Los líderes empresariales han acogido favorablemente el informe, destacando su enfoque en la innovación, la transformación digital y la inversión en tecnologías verdes como pilares fundamentales para mantener la ventaja competitiva de la UE en un mercado global cada vez más competitivo. Desde su perspectiva, la adopción de tecnologías emergentes y un impulso decidido hacia la sostenibilidad no solo son oportunidades, sino imperativos estratégicos para la región. No obstante, advierten que cualquier retraso en la implementación de las recomendaciones podría comprometer la posición de la UE en la economía global. Insisten en la necesidad de establecer un cronograma claro y pasos concretos para ejecutar las reformas sugeridas, subrayando que la indecisión o la falta de acción rápida podría tener consecuencias económicas graves.
Opiniones de Expertos y Analistas Económicos:
Entre los economistas, el informe de Draghi ha sido bien recibido por su diagnóstico preciso de los desafíos críticos que enfrenta la UE, como la urgente necesidad de invertir en educación, investigación e infraestructura para asegurar una competitividad sostenible a largo plazo. Los analistas coinciden en que estas áreas son fundamentales para fomentar la innovación y la productividad. Sin embargo, también existe un debate en torno a las recomendaciones fiscales del informe. Algunos economistas critican que Draghi podría estar subestimando la dificultad de equilibrar la consolidación fiscal con la necesidad de inversión estratégica, especialmente en un contexto económico marcado por la incertidumbre y las presiones inflacionarias. La tensión entre estos objetivos podría complicar la implementación de políticas efectivas que satisfagan tanto las necesidades de corto como de largo plazo.
Voces críticas y escépticas:
Algunos críticos han señalado que el informe no aborda suficientemente las implicaciones sociales de las medidas propuestas para mejorar la competitividad. Les preocupa que un enfoque excesivo en la eficiencia y la productividad pueda aumentar las desigualdades y socavar la cohesión social dentro de la UE, especialmente si las reformas estructurales no se acompañan de salvaguardas sociales adecuadas. Además, los escépticos cuestionan la viabilidad de implementar las recomendaciones del informe en un contexto de disparidades económicas y prioridades divergentes entre los Estados miembros. Argumentan que, sin un compromiso político fuerte y una visión compartida, las reformas propuestas podrían quedar en meras intenciones sin llegar a concretarse en acciones significativas.
La pregunta que nos hacemos es si efectivamente este informe marcará un antes y un después en el proyecto europeo. Las conclusiones de Draghi han captado una gran atención, pero su impacto a largo plazo es todavía incierto. No cabe duda de que Europa se enfrenta a una serie de retos para reducir la diferencia de innovación con EE. UU. y China, llevar a cabo la transición medioambiental y hacer frente a la guerra en Ucrania. Pero las propuestas de Draghi de financiar un mayor gasto de la UE, consolidar los mercados de capitales y eliminar los vetos nacionales son antiguas exigencias de Bruselas a las que se han opuesto repetidamente los propios miembros de la UE, y parece difícil que eso cambie.
En el Instituto Español de Analistas llevamos analizando el reto de la construcción europea desde hace quince años. Termino esta reflexión con un párrafo publicado en nuestro Anuario del Euro 2024 que resume perfectamente esta situación: “Las principales reformas estructurales que necesita la Unión son bien conocidas y han sido diagnosticadas hasta la saciedad por académicos y responsables políticos. Sabemos lo que tenemos que hacer, simplemente no sabemos cómo hacerlo políticamente posible. En ese sentido, la política europea no es diferente de la nacional.”
Autor: Alfredo Jiménez.
Secretario General del Instituto Español de Analistas y Director General de la Fundación de Estudios Financieros. Profesor del Master en Finanzas de CUNEF. Ha ocupado distintos cargos en varias Entidades Financieras y en la CNMV. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales (Rama Empresa) por la UCM.