La extraña resiliencia de los mercados ante la crisis financiera

La extraña resiliencia de los mercados ante la crisis financiera 1

La extraña resiliencia de los mercados ante la crisis financiera 2

 

Autor: Javier Méndez Llera

 

El comienzo del año ha estado salpicado de múltiples eventos que podríamos denominar como habitualmente desestabilizadores para los mercados financieros. Nada nuevo, de hecho. Pero con mucha diferencia, la crisis provocada por la caída de bancos como Silicon Valley (SVB), Signature o First Republic en los EE.UU., o incluso el centenario Credit Suisse, en Europa, se ha llevado la palma como elemento clave para generar tensiones de alto voltaje en los mercados financieros mundiales.

La pregunta es: ¿porqué, al menos por el momento, los mercados han absorbido, al margen de los lógicos impactos negativos iniciales, de forma tan tranquila esta situación? A fecha de hoy (principios de mayo) hemos recuperado prácticamente el “susto” inicial en términos de los niveles de cotización de los principales activos financieros. Al fin y al cabo, tampoco hay tanta diferencia entre lo que pasó en 2007-2008 con instituciones como, por ejemplo, Washington Mutual o Lehman en USA o Fortis Bank en Europa (por poner solo unos pocos ejemplos), si exceptuamos que en aquel momento estos bancos mantenían activos “dañados” no líquidos, que no es el caso, en general, en 2023.

Las crisis financieras siempre acaban en recesiones económicas mínimamente significativas. De hecho, las “curvas de tipos” (diferenciales de rentabilidad entre el largo y corto plazo de las emisiones de renta fija) se nos muestran ligeramente invertidas desde hace tiempo, lo que para los analistas es un indicador inminente de recesión históricamente comprobado. Pero, en esta ocasión, según The Economist, justo antes de la crisis del SVB, las expectativas de crecimiento global se calculaban en un 3%; un mes después este dato prácticamente ni se ha movido de ese guarismo. Los índices de gestores de compras a ambos lados del Atlántico han mejorado ligeramente y, según la consultora Ipsos, la confianza del consumidor americano incluso ha aumentado desde el rescate de Credit Suisse por su competidor suizo UBS.

Esto es muy poco coherente con estudios del Fondo Monetario internacional, que concluyen que, ante crisis de este tipo, los impactos en la economía son inmediatos: tanto en la confianza de los consumidores y empresas como en la reducción del crédito accesible a los agentes de la economía por parte de las instituciones financieras.

Desde el punto de vista del denominado “análisis de crédito” (es decir, el riesgo de que los emisores de bonos no hagan frente a sus obligaciones con los inversores) también resulta sorprendente como los “diferenciales de rentabilidad con los activos sin riesgo” prácticamente no se han movido, en una clara indicación de los mercados de bonos corporativos de que el riesgo de impago (o, en general, de “eventos de crédito”) no ha sufrido especialmente con esta crisis.

Incluso más interesante es un análisis de cómo han reaccionado los mercados bursátiles en un escenario “post-SVB”. Según los analistas de la UBS, los valores denominados “cíclicos” (es decir, aquellos con correlación más alta con el ciclo económico- o que suben más que el resto cuando la economía en general va muy bien y viceversa-) han mantenido prácticamente su “performance” relativo “post SVB” , en una clara indicación por parte de los inversores de que esta “crisis” no va a tener influencia alguna sobre las economías.

Quizás la respuesta a toda esta situación poco “estándar” después de las evidencias históricas tan contundentes de períodos anteriores, resida en un “todavía es muy pronto” para ver los efectos nocivos de las dudas sobre los bancos. En definitiva, los mercados pueden estar esperando a que las expectativas negativas se vayan consolidando en los próximos meses. Puede ser.

Otra teoría bastante verosímil apunta a que los mercados han minimizado los efectos negativos en la economía ante la tranquilidad de la que disfruta el que piensa que, al final y si la cosa se pone muy complicada, alguien “con los bolsillos llenos de dinero” vendrá al rescate. La crisis del 2008 (y su traslación a la crisis del euro en 2011) terminó con un ya histórico “whatever it takes”. A partir de ahí tanto desde el punto de política fiscal como de política monetaria no ha habido ningún miramiento para responder a crisis financieras, de salud pública o de impacto por conflictos bélicos muy significativos. Estamos acostumbrados a ello y es lógico que pese en la resiliencia actual que muestran los mercados.

Al margen de ello, no olvidemos que hay buenas noticias por otros flancos: la caída del precio de las materias primas, incluido el petróleo (a pesar del reciente repunte derivado de decisiones estratégicas de la OPEP) han generado una aportación inestimable a la ralentización de la inflación. El crecimiento chino (al margen de las tensiones geopolíticas) ha vuelto a cifras casi “habituales” para esta economía.

Probablemente, ahora será una cuestión de tiempo para confirmar si dicha resiliencia comentada tiene una base sólida en términos económicos y financieros u obedece a factores menos técnicos y de índole más sicológica. En todo caso, un momento más que interesante en la historia de las crisis financieras y de los mercados de los últimos años.

Autor: 

Javier Méndez es el secretario general del Instituto Español de Analistas y director de la Fundación de dicha entidad desde 2011. Licenciado en Economía y Finanzas Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid / Colegio Universitario San Pablo CEU, posee un MBA y un máster en finanzas por el IE Business School de Madrid (entonces Instituto de Empresa) y la London Business School.